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Signos y síntomas del abuso de heroína

La heroína es un opioide extremadamente potente y altamente adictivo. En las dos últimas décadas, su consumo ha desempeñado un papel clave en la crisis de opioides que atraviesa Estados Unidos. Las muertes por sobredosis de estas sustancias se han duplicado en los últimos diez años, muchas de ellas relacionadas con la heroína, a menudo adulterada con fentanilo.

La crisis se originó en los años 90 y 2000 con la prescripción masiva de OxyContin. Posteriormente, la heroína se popularizó como alternativa más barata y accesible que los analgésicos recetados. Una tendencia preocupante ha sido el paso de los opioides farmacéuticos a la heroína y, en particular, a la heroína mezclada con fentanilo, lo que ha disparado las sobredosis accidentales. Hoy en día, las muertes por sobredosis de drogas constituyen una de las principales causas de fallecimiento accidental entre adultos en Estados Unidos.


Síntomas y señales de la adicción a la heroína

El consumo de heroína genera tolerancia: con el uso repetido, el cuerpo necesita cada vez más cantidad para producir los mismos efectos. Esta situación se agrava cuando la droga se corta con fentanilo, un opioide sintético 50 a 100 veces más potente que la morfina, lo que incrementa enormemente el riesgo de sobredosis.

La heroína puede consumirse de diferentes formas: esnifada, ingerida, fumada o inyectada. La inyección produce los efectos más intensos con menor dosis.

Los utensilios asociados al consumo incluyen jeringuillas, cucharas y pipas. Los programas de reducción de daños buscan proporcionar material limpio para prevenir infecciones y muertes por sobredosis, con el fin de mantener a los usuarios con vida hasta que estén en condiciones de iniciar un tratamiento.


Cómo detectar la adicción en un ser querido

La adicción a la heroína puede transformar por completo la vida de una persona y afectar gravemente a su entorno. Si sospechas que alguien cercano la consume, es frecuente sentir impotencia, miedo y confusión. Abordar la situación con empatía y sin confrontaciones agresivas facilita la comunicación.

Algunas señales de consumo incluyen:

  • Cambios bruscos de actitud o personalidad

  • Incapacidad para controlar el consumo

  • Aislamiento o secretismo

  • Marcas de punciones (“track marks”) en brazos o piernas

  • Bajo rendimiento en el trabajo o estudios

  • Pupilas excesivamente contraídas (miosis)

  • Respiración lenta

  • Somnolencia frecuente

  • Problemas legales

  • Alteraciones de peso significativas

  • Presencia de utensilios de consumo

  • Episodios de sobredosis


Riesgos y consecuencias de la adicción

El mayor peligro del consumo de heroína es la sobredosis, que puede ser mortal. El riesgo aumenta si la droga contiene fentanilo sin que el usuario lo sepa, si se consumen cantidades elevadas o si alguien que llevaba tiempo sin consumir recurre a la misma dosis que tomaba antes: la tolerancia disminuye y la probabilidad de muerte se dispara.

En caso de sobredosis, es fundamental llamar de inmediato al 911.

El antídoto Naloxona (Narcan) puede revertir la sobredosis. Es un medicamento seguro, sin efectos secundarios relevantes, disponible en farmacias y que cualquier persona puede administrar.

Además de la sobredosis, el consumo habitual provoca otros daños:

  • Infecciones graves en los puntos de inyección

  • Cicatrices y venas dañadas

  • Riesgo elevado de contraer VIH, sida o hepatitis por compartir agujas

  • Problemas respiratorios como neumonía o tuberculosis

  • Lesiones en riñones, hígado y pulmones

Los programas de intercambio de jeringuillas contribuyen a reducir estos riesgos.


La desintoxicación de heroína

Aunque la abstinencia de heroína no suele ser mortal, sí es un proceso muy duro física y emocionalmente. Los síntomas suelen durar entre cinco y diez días, aunque varían según la persona. Dejar la droga de golpe (“en seco”) puede ser peligroso sin supervisión médica.

Los síntomas de abstinencia incluyen:

  • Inquietud y agitación

  • Dolores musculares y óseos

  • Insomnio

  • Vómitos y diarrea

  • Fiebre y escalofríos

  • Calambres

  • Malestar general similar a la gripe

La recuperación no termina con la desintoxicación. Es necesario tratar las causas psicológicas y emocionales del consumo y aprender nuevas estrategias de afrontamiento para evitar recaídas. La terapia psicológica y los grupos de apoyo son herramientas esenciales.

El tratamiento puede incluir medicación específica. Entre las más efectivas se encuentra Suboxone, avalada por numerosos estudios como el fármaco que más reduce las muertes y favorece la recuperación en los trastornos por consumo de opioides. También se utilizan metadona y Vivitrol, dentro de los programas de tratamiento asistido con medicación (MAT).


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